El amor y el sexo hacen el trabajo bien como la puerta giratoria la quimica manda
El apego, igual que la totalidad de las emociones, tiene un ascendencia visceral. El pulso se acelera, la compresion arterial sube, se incrementa el circulacion sobre las intestinos, respiramos mas deprisa, se liberan hormonas asi como sentimos ‘mariposas en el estomago’. “la totalidad de estas sensaciones difusas sobre la franja toracoabdominal son recogidas por las raices sensoriales de el nerviacion vago (X par craneal) cuyo motivo se localiza en la base del cabeza (troncoencefalo) y son dirigidas a las zonas mas modernas del cabeza (corteza orbitofrontal, insula asi como cortex somatosensorial, entre diferentes) donde son procesadas de forma consciente en forma de sentimiento. La totalidad de estas areas corticales reciben el apelativo sobre ‘marcadores somaticos’ (Antonio Damasio, 1994), asi como son porciones en donde la conmocion se hace sentimiento al ser conscientes de todas esas sensaciones viscerales que provoca el amor”. Raul Espert, monitor titular del seccion de Psicobiologia de la Universidad de Valencia asi como neuropsicologo clinico, dibuja sobre esta manera el itinerario de el amor.
El apego asi como el sexo funcionan igual que una paso giratoria en la que un fuerte coctel quimico conformado por neurotransmisores y hormonas igual que la dopamina, testosterona asi como oxitocina, dentro de otros, seria competente de atraparnos en las redes de el apego.